BEBÉ EN CAMINO

Publicado por Dulce Bebé en Consejos y Cuidados, Guías el 02/10/2013

Bebé en camino

ARTÍCULO EXTRAÍDO DE NUESTRA GUÍA 2013 [EDICIÓN ONLINE]

Bebé en camino

Desde hace días estás nerviosa. No sabes si hacerte un test de embarazo o esperar unos días más por si es una falsa alarma. La incertidumbre se hace mayor a medida que pasa el tiempo y lo cierto es que estás deseando saber si estás o no embarazada. Quizá prefieres hacerte la prueba sola, para dar luego la feliz noticia, o compartir ese momento con tu pareja. Aunque puede que tu cuerpo ya haya empezado a mostrar algunos de los síntomas que te indicarán lo que muchas veces has imaginado: vas a ser mamá.

Los primeros síntomas

Falta de menstruación o amenorrea. Suele ser el primer síntoma que detecta una mujer en su cuerpo y que puede indicar que está embarazada. No siempre que desaparece la regla es consecuencia de que la fecundación se ha producido correctamente, ya que por el estrés, los medicamentos o la mala alimentación puedes sufrir retrasos. Si eres regular en tus periodos es fácil que el embarazo sea la causa de esta ausencia de regla. Sea como sea, lo aconsejable es hacer un test de orina o prueba de embarazo para confirmar tus sospechas.

Hinchazón del pecho. Otro signo claro de que podrías estar embarazada es la inflamación de los senos. Los cambios hormonales que se están produciendo en tu cuerpo generan que los pechos se endurezcan, comiencen a crecer y estén más sensibles a los roces o incluso que te duelan sin ni siquiera tocarlos. Esta hinchazón suele desparecer tras las primeras 6-8 semanas.

Dolores menstruales. Parecidos a los de la ovulación o a los de la propia regla. Tu cuerpo está cambiando y tu útero poco a poco empieza a aumentar de tamaño para poder albergar a tu bebé durante nueve meses. Es común que notes pinchazos en la zona del abdomen o pequeños “tirones”.

Ligero sangrado vaginal. Aunque estés embarazada es posible que sangres un poquito o “marques” durante algunos días. El embrión se está asentando en tu útero y estas pequeñas pérdidas son su consecuencia. Eso sí, se trata siempre de ligeras manchas de sangre, nunca totalmente rojas sino más bien rosadas o amarronadas, no es un sangrado continuado como si fuera la regla. Si así fuera, debes acudir al médico para que te realice una ecografía y confirme que todo marcha bien. 

Náuseas. Muchas mamás sienten las náuseas desde el primer momento del embarazo. Suelen aparecer principalmente por las mañanas y puedes atenuarlas si comes algo antes de levantarte (por ejemplo, puedes dejarte unas galletas en la mesita de noche y comerlas en la cama antes de desayunar). Las náuseas suelen desaparecer pasado el primer trimestre aunque hay mamás que las padecen durante toda la gestación. Ármate de paciencia y pide consejo a tu ginecólogo sobre los medicamentos que te ayudarán a combatirlas.

Exceso de salivación. Íntimamente ligada a las náuseas. No se sabe su origen exacto pero las hormonas vuelven a ser las responsables. Puedes aliviar esta sensación comiendo caramelos o chicles.

Sangrado de encías. Es posible que durante las primeras semanas notes que las encías te sangran al lavarte los dientes. No te asustes. También es una consecuencia del cambio hormonal que provoca que ciertas partes de tu cuerpo se inflamen y sean más sensibles.

Rechazo de alimentos. Seguro que en más de una ocasión has oído aquello de que el olfato de las embarazadas se agudiza. Así es, y como consecuencia es posible que sientas rechazo a ciertos alimentos cuyo olor antes te pasaba desapercibido pero que ahora puedes distinguir desde la distancia. También puede ocurrir con otros productos como perfumes, champús o limpiadores del hogar.

Cansancio. Todas las mamás coinciden en este síntoma. El primer trimestre del embarazo se caracteriza por el absoluto cansancio que experimenta tu cuerpo. Probablemente tengas que hacer esfuerzos para no dormirte y sentirás que no tienes fuerzas en las últimas horas del día. ¡Tu cuerpo está creando a otra persona dentro de ti y necesita de toda tu energía!

Triste, contenta, irascible, alegre, deprimida…. ¿Cómo estás?

Ya no sabes ni cómo te encuentras. Quizá hasta rompiste a llorar cuando te enteraste de que estabas embarazada, sin saber muy bien si de alegría, miedo, tristeza, nervios o todos estos sentimientos juntos. Las hormonas se han convertido en las responsables de tus cambios corporales pero también de tus múltiples estados de ánimo y puede que no te reconozcas en ciertos comportamientos o actitudes. Es cierto que la sensibilidad durante el embarazo aumenta y no es algo de lo que tengas que avergonzarte. Tu cuerpo está cambiando, hay otra vida creciendo dentro de ti y te sientes responsable por hacer todo bien y cuidar al máximo de tu bebé. No solo se producen cambios físicos durante el primer trimestre sino que a lo largo de todo el embarazo los cambios psicológicos y psíquicos pueden hacerte estallar de rabia en más de un momento o provocarte el llanto por cualquier tontería, importantísima para ti en ese momento.

 

Doctor, ¿va todo bien?

Tras el positivo de la prueba de tu embarazo hasta la primera visita al ginecólogo puede pasar un mundo para ti. Estás deseando confirmar que todo va bien, que el bebé crece como debe y que tu cuerpo está preparado para todo lo que va a venir. Las principales pruebas y controles que te realizarán durante esta etapa son:

  • Semana 6-8. Confirmación de embarazo. Se realiza durante la primera visita al ginecólogo tras el positivo del test. Normalmente suele ser a partir de la semana número seis (contando desde tu última regla) porque antes de esta fecha el embrión es tan pequeño que no se puede ver bien. En esta ecografía (vaginal) el médico confirmará que el óvulo fecundado se ha implantado correctamente en tu cuerpo, medirá su tamaño ¡e incluso podrás oír el latido de su corazón! En esta visita también te pedirá un análisis de sangre y orina para conocer tu estado de salud, tus niveles de hierro y azúcar y saber si has padecido la toxoplasmosis. Si no fuera así, te indicará qué alimentos no puedes comer para evitar la infección durante el embarazo.
  • Semana 12. Ecografía doppler y triple escreening. La doppler del primer trimestre es una de las ecografías “más bonitas” del embarazo. En esta etapa tu bebé todavía es  suficientemente pequeño y puedes verlo entero en la pantalla del ecógrafo. Además, se mueve mucho y ya está totalmente formado, por lo que podrás distinguir perfectamente sus brazos, sus piernas, su cabecita… ¡y eso que mide solo entre 5 y 7 centímetros! En esta ecografía se le realizará la medición del pliegue nucal que junto con la llamada “presencia del hueso nasal” y los resultados de un nuevo análisis de sangre (triple screening) conforman las llamadas “pruebas de control del primer trimestre”. Con estos tres resultados se evalúa el riesgo de síndrome de down y se descartan otras posibles anomalías cromosómicas de tu bebé.

 

Cómo cambia tu bebé. De embrión a feto

Las primeras semanas de embarazo son las que se consideran como periodo embrionario. La nueva vida se ha creado en tan solo unos minutos y durante los días posteriores las células se multiplicarán a una velocidad sorprendente. El embrión comienza a desarrollar su nueva forma, la cabeza y extremidades se empiezan a distinguir del resto del cuerpo y los órganos vitales como el corazón o el hígado se acaban de formar durante este primer trimestre. Poco a poco el óvulo fecundado está adquiriendo forma humana: es lo que se conoce como el paso de embrión a feto. 

Semana 3-5: Ya se ha creado la placenta que le alimentará durante toda su vida dentro del útero. Los ojos y algunos órganos comienzan a formarse.

Semana 6-8. El latido del corazón ya es detectable. El sistema nervioso se ha creado y también algunos músculos. Empiezan a formarse los brazos y las piernas. A partir de la octava semana se completa el esqueleto y en manos y pies empiezan a distinguirse los dedos.

Semana 9-12: El cerebro ya está completo así como la mayoría de órganos, que ya funcionan, y que a partir de ahora comenzarán a crecer. Se mueve de un lado para otro, como si estuviera nadando en el líquido amniótico. Oye ruidos, y sus orejas ya están formadas al igual que su nariz y su boca.

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